BENDICIÓN CONTRA MALDICIÓN
La sequía laboral que padecemos en España, naturalmente fruto de las políticas abortistas del Gobierno socialista-español, vienen a dar una imagen simbólica de lo acontecido.
Ante el crímen del ABORTO, que desde el año 1.985 se instauró en España de la mano del "socialista" Felipe Gonzalez, la tierra inmudece y el cielo se cierra.
El duelo de la tierra es la sequía porque su fecundidad, signo de vida y bendicion divina, no puede brotar y abrirse paso ante el corazón duro, oscurecido por las sombras de la muerte, de la humanidad.
El Gobierno "cree" que con la injusta ley de ABORTO aprobada todo volverá a la normalidad. Sin embargo será, justamente ahora, cuando aparezcan los hombres y la mujeres de buena voluntad que, con su llanto, cuestionarán el pretendido progreso de tamaña mostruosidad.
Cuando parece terminada la historia y todo parece volver a la normalidad, no encontramos ninguna alusión a la esperada conclusión feliz.
Por el contrario, aparecen el HOMBRE y la MUJER, haciendo duelo sobre los cadáveres de los NO NACIDOS.
Su aparición introduce una cierta inquietud en los que aprobaron el ABORTO.
Como en la vida misma, ha de ser el llanto de quienes no cuentan quien nos devuelva la conciencia de que nuestro pretendido orden socialista quiza no es tal.
Cuando nos parece que todo está ya en su lugar, sólo los sollozos de los últimos (los que nadie escucha) nos recuerdan que ante Dios probablemente aún queda algo que hacer.
La Humanidad velando los restos de sus hijos NO NACIDOS resulta la imagen conmovedora del dolor que los demas olvidan.
Importa restablecer el orden entre DIOS y el Hombre. En medio de las vicisitudes humanas, siempre quedan víctimas en el camino que no tardan en ser olvidadas.
Parece como si los cadáveres de los NO NACIDOS se admitieran como un precio normal para el curso de los acontecimientos, una especie de "daño colateral" imprescindible, casi natural, como sin importancia.
Pero el llanto de la Humanidad y su desesperado velar ante sus muertos se eleva como un clamor para quien tiene corazón para sentir, para escuchar.
Cuántas madres a lo largo de la historia se han convertido en recuerdo vivo de las víctimas. Cuantas mujeres con su llanto han sido voz silenciosa del dolor humano, recordando a la memoria de los vivos un espacio para hacer justicia.
Los últimos, los pequeños, los que nadie escucha, no se olvidan nunca de hacer duelo. Hambre, pobreza, guerras, violencia, discriminación, ABORTO...., dejan miles de víctimas olvidadas en la historia que, sin embargo, permanecen vivas como duelo silencioso de la Humanidad.
Es fácil preguntar a DIOS sobre el porqué de estos llantos, pero quizá tengamos que invertir la cuestión. Porque es el llanto de la Humanidad la pregunta de DIOS que nos pide a nosotros una respuesta.....
La figura desgarrada de la Humanidad nos recuerda que hemos faltado a deber de proteger la vida del mas indefenso. Su amor maternal no ha podido evitar la crueldad de los hombres, pero se empeña en recordar a sus hijos muertos, para ofrecer lo último que le queda, el RESPETO.
El llanto de la Humanidad nos recuerda no sólo la falta de piedad con los NO NACIDOS, sinó que nos evoca un olvido casi peor; yacen sin sepultura. Fallamos como seres humanos, fallamos con los vinculos sagrados que nos unen a los NO NACIDOS.
La Humanidad debe reaccionar contra esta horrible masacre y restablecer los vinculos con DIOS, PADRE de todo bien.
La bendicion de DIOS hara fértil nuestra tierra, la armonía regresará cuando también los últimos, perdedores y muertos, regresen como presencia y reciban el reconocimiento que les corresponde.
La Humanidad ha descubierto que la justicia, para ser tal, necesita mantener viva la memoria.
Los acontecimientos de la historia, pequeña o grande, siempre deja en sus márgenes víctimas inocentes que pasan al olvido, una injusticia más contra ellos que agrava el delito. Pero también ha descubierto que los pobres y pequeños mantienen la llama de la memoria con su llanto.
Innumerables condenados de la tierra perviven reclamando justicia en el duelo de los últimos. ¿Y no seremos nosotros capaces de escuchar su llanto?. DIOS nos llama a transformar en bendición la maldición en que hemos convertido nuestra propia historia.
¡ESTAMOS EN EL AÑO DE LA FE! UN AÑO DE GRACIA. DE PERDÓN. DE AMOR. DE LUZ.
¡¡¡VIVAMOS CÓMO CRISTIANOS!!!!.
La sequía laboral que padecemos en España, naturalmente fruto de las políticas abortistas del Gobierno socialista-español, vienen a dar una imagen simbólica de lo acontecido.
Ante el crímen del ABORTO, que desde el año 1.985 se instauró en España de la mano del "socialista" Felipe Gonzalez, la tierra inmudece y el cielo se cierra.
El duelo de la tierra es la sequía porque su fecundidad, signo de vida y bendicion divina, no puede brotar y abrirse paso ante el corazón duro, oscurecido por las sombras de la muerte, de la humanidad.
El Gobierno "cree" que con la injusta ley de ABORTO aprobada todo volverá a la normalidad. Sin embargo será, justamente ahora, cuando aparezcan los hombres y la mujeres de buena voluntad que, con su llanto, cuestionarán el pretendido progreso de tamaña mostruosidad.
Cuando parece terminada la historia y todo parece volver a la normalidad, no encontramos ninguna alusión a la esperada conclusión feliz.
Por el contrario, aparecen el HOMBRE y la MUJER, haciendo duelo sobre los cadáveres de los NO NACIDOS.
Su aparición introduce una cierta inquietud en los que aprobaron el ABORTO.
Como en la vida misma, ha de ser el llanto de quienes no cuentan quien nos devuelva la conciencia de que nuestro pretendido orden socialista quiza no es tal.
Cuando nos parece que todo está ya en su lugar, sólo los sollozos de los últimos (los que nadie escucha) nos recuerdan que ante Dios probablemente aún queda algo que hacer.
La Humanidad velando los restos de sus hijos NO NACIDOS resulta la imagen conmovedora del dolor que los demas olvidan.
Importa restablecer el orden entre DIOS y el Hombre. En medio de las vicisitudes humanas, siempre quedan víctimas en el camino que no tardan en ser olvidadas.
Parece como si los cadáveres de los NO NACIDOS se admitieran como un precio normal para el curso de los acontecimientos, una especie de "daño colateral" imprescindible, casi natural, como sin importancia.
Pero el llanto de la Humanidad y su desesperado velar ante sus muertos se eleva como un clamor para quien tiene corazón para sentir, para escuchar.
Cuántas madres a lo largo de la historia se han convertido en recuerdo vivo de las víctimas. Cuantas mujeres con su llanto han sido voz silenciosa del dolor humano, recordando a la memoria de los vivos un espacio para hacer justicia.
Los últimos, los pequeños, los que nadie escucha, no se olvidan nunca de hacer duelo. Hambre, pobreza, guerras, violencia, discriminación, ABORTO...., dejan miles de víctimas olvidadas en la historia que, sin embargo, permanecen vivas como duelo silencioso de la Humanidad.
Es fácil preguntar a DIOS sobre el porqué de estos llantos, pero quizá tengamos que invertir la cuestión. Porque es el llanto de la Humanidad la pregunta de DIOS que nos pide a nosotros una respuesta.....
La figura desgarrada de la Humanidad nos recuerda que hemos faltado a deber de proteger la vida del mas indefenso. Su amor maternal no ha podido evitar la crueldad de los hombres, pero se empeña en recordar a sus hijos muertos, para ofrecer lo último que le queda, el RESPETO.
El llanto de la Humanidad nos recuerda no sólo la falta de piedad con los NO NACIDOS, sinó que nos evoca un olvido casi peor; yacen sin sepultura. Fallamos como seres humanos, fallamos con los vinculos sagrados que nos unen a los NO NACIDOS.
La Humanidad debe reaccionar contra esta horrible masacre y restablecer los vinculos con DIOS, PADRE de todo bien.
La bendicion de DIOS hara fértil nuestra tierra, la armonía regresará cuando también los últimos, perdedores y muertos, regresen como presencia y reciban el reconocimiento que les corresponde.
La Humanidad ha descubierto que la justicia, para ser tal, necesita mantener viva la memoria.
Los acontecimientos de la historia, pequeña o grande, siempre deja en sus márgenes víctimas inocentes que pasan al olvido, una injusticia más contra ellos que agrava el delito. Pero también ha descubierto que los pobres y pequeños mantienen la llama de la memoria con su llanto.
Innumerables condenados de la tierra perviven reclamando justicia en el duelo de los últimos. ¿Y no seremos nosotros capaces de escuchar su llanto?. DIOS nos llama a transformar en bendición la maldición en que hemos convertido nuestra propia historia.
¡¡¡VIVAMOS CÓMO CRISTIANOS!!!!.
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